Es difícil medir el grado de cansinismo al que hemos terminado llegando muchos con un temazo como es ‘Seven Nation Army’, estropeado a día de hoy por un abuso desmedido de su uso por DJs de bareto y radios afines al rock y, sobre todo, por su transformación en himno deportivo usado en eventos deportivos de la manera más random imaginable, con horrenda versión pachanguera y todo.
No obstante, el hartazgo con su tema más famoso no debería hacernos olvidar que The White Stripes eran (y son) un grupazo muy serio, capaz de entregar temazos en casi todos sus discos y dejando más de uno como imprescindible de este siglo. No importa lo que digan los haters mientras existan discos como White Blood Cells (Sympathy for the Record Industry, 2001) o Elephant (XL, 2003).
Porque Jack White y Meg White tenían ese toque especial que les hacía dominar el arte de hacer venirse arriba al personal, con pepinazos de enorme calibre como ‘Fell in Love with a Girl’. Un tema directo, acelerado, potente y que no hace prisioneros. Subidón en toda regla en cuanto la guitarra de Jack comienza a sonar.
No hace falta ni llegar a los dos minutos para firmar un tema capaz de elevarnos hasta el firmamento a base de decibelios atronadores. El tema se muestra tan corto como certero y demoledor, con efectos más inmediatos que una inyección de adrenalina intravenosa. Una locura inmortal de la que es difícil cansarse (a menos que también la sobreexploten en estadios de fútbol).